En día en que Godzilla tomó el Congreso

Este libro representa una novedad en el conjunto de estudios que políticos, historiadores y periodistas han dedicado a la intentona de golde de Estado de febrero de 1981. Se basa en el acto contra la democracia que protagonizaron los golpistas del 23 de febero, pero se ocupa también de otras cuestiones más cercanas a los factores humanos de cada una de las personas que sufrieron el ataque terrorista de la ultraderecha española.

ÍNDICE
Un joven letrado secretario general del Congreso de los Diputados

Reflexiones antes de la investidura de Calvo-Sotelo

Obras para fortificar el Congreso

Martes, jornada completa

Los despachos con el presidente

Se estropean las videocámaras de vigilancia exterior

Breve almuerzo y pleno

Irrumpe tropa verde armada y empiezan los ¡Coño!

Cierre de puertas. Fotos y vídeo. Un teniente chaparro y armada hasta las cachas. Aparece Godzilla. Voces. Disparos. Silencio. Minutos tirado en el suelo

Vuelta a la posición de sentados, aunque no todos

Unan evacuación imposible

La autoridad competente, militar ¿por qué por supuesto ?

Una Oria Comi , jefe de policía que no termina de ordenar que se detengan

Previsible cierre por defunción

¡Ay! ¡Pobres vencidos!

Una urdimbre de madera que arde como la yesca

Sin información del exterior: ese mundo no existía. Soliloquios de cada uno

La casi certeza de morir joven

Sólo órdenes de los segundones

¿Qué ocurriría más allá de los muros del Congreso?

Algún molévolo y los cagaditos de miedo

Un machismo involuntario, ¿disculpable a la sazón?

Retazos de la historia de otro golpe de Estado

Un privilegiado con un transistor requisado

El hambre que pasamos

Colores, olores y el resto de los sentidos

Salidas y entradas. La preñez de Balletbó. Solidarios Vida Soria y Jiménez Blanco. Miradas que presagian paseíllo

Otra evacuación, en este caso necesaria. Hablo con Tejero-Godzilla

No había teléfonos de fácil acceso

Todo dislocado

¿Qué hacemos?

Queremos desayunar en casa. Las galletas de Enrique de la Mata

Sin futuro. Sin presente. Las 10 de la mañana. Salgo con las diputadas

Mirando atrás, cuando supe otros detalles, con miedo retrospectivo

Para compensar: la ficha del guardarropa y el funcionario

Despedidas que me hicieron sonrojar o hasta casi llorar compungidamente

Ingredientes lógicos: siempre nos faltaron piezas del puzle. Razón para que no triunfara el golde. Múgica declara en el Congreso

Y de nuestros daños ¿qué? Una querella inexplicablemente nonata

El impacto de las balas y la historia de España. Facturas impagadas: del bar, del tabaco, de desperfectos. Un horror no restaurado y escarnio de los golpistas

Manos tensas, reprimidas

Nadar a contracorriente

¡Manos arriba!

Reflexiones varias de una noche llena de turbulencias

Las fotos del escalofrío. Instantáneas que dan fe del momento

Invenciones útiles, aunque fuera de mi alcance. Un diablo cojuelo que nunca existió

Españopatía. Rendición bajo el puente de los suspiros

Inutilidad de las palabras, unas más que otras

El cierre de la transición: la manifestación del viernes 27 y su servicio de orden interno

TESTIMONIOS

Rafael Arias-Salgado Montalvo. En el corazón de las tinieblas

Enrique Barón Crespo. El 23-F

José Bono Martínez. 23-F

Rafael Calvo Ortega. Impresiones del golpe de Estado del 23 de febrero

Blas Camacho Zancada

Ignacio Camuñas Solís. Mis recuerdos de una triste noche en el Congreso. El 23 de febrero

Carmela García-Moreno Texeira. Vivencias personales, desde mi escaño, el 23-F

Hipólito Gómez de las Roces. 23-F

Alfonso Guerra González. Mis sensaciones

Manuel Núñez Encabo. 23-F. El posible último voto de la democracia en España

Marcelino Oreja Aguirre

María dolores Pelayo Duque. Sobre mis impresiones y recuerdos del 23-F

José Javier Rodríguez Alcaide. ¡Mi gozo en un pozo!

Javier Ruipérez Rubio. Terribles horas inciertas

Ramón Tamames Gómez. El 23-F-81. Perplejidad: Tejero en el Hemiciclo. La larga noche y la escuela de Fráncfort: almas de charol. Luz, truculencias y libertad recuperada

Francisco Vázquez Vázquez. Memoria triste

Eulalia Vintró Castells. Mis impresiones del 23-F